Esa es una de las principales conclusiones de un estudio colaborativo entre universidades de México y Chile -en nuestro país participaron las universidades Andrés Bello, de la Frontera y Católica del Maule- y que evidenció que durante la pandemia un tercio de la población general tuvo un comportamiento sedentario y que la salud mental se vio afectada, principalmente en jóvenes.
El estudio comparativo recopiló datos sociodemográficos e información sobre cambios en el comportamiento del estilo de vida, en el peso corporal y la actividad física de adultos entre 18 y 69 años de edad, y concluye que las consecuencias son más transversales de lo que se tiende a pensar, destacando el deterioro de la salud mental y física en grupos demográficos específicos como mujeres, adultos jóvenes, estudiantes y personas solteras o separadas. Todos estos grupos mostraron mayor vulnerabilidad a puntuaciones bajas en salud mental durante ambas olas de la pandemia.
Esta investigación, al igual que otras afines, ha evidenciado que adoptar hábitos saludables es crucial para preservar la salud mental, especialmente en situaciones de estrés como las experimentadas durante el confinamiento por la pandemia. “Estos hallazgos nos ayudarán a focalizar nuestros esfuerzos de prevención y es información muy importante para las universidades, que reciben a jóvenes expuestos a situaciones que pueden afectar su salud mental. Es nuestro deber apoyarlos y favorecer condiciones que les permitan demostrar sus potencialidades” señaló el decano de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de UNAB, Christian Campos.